Apresurar al otro para que tome una decisión, forzarle a que opte por una alternativa -esa que queremos- son estrategias de negociación muy utilizadas en el ámbito organizacional. El objetivo es nublar el pensamiento del otro, desviar su atención de los elementos importantes para al fin salirnos con la nuestra. Ahora bien, no siempre tendremos la oportunidad de dirigir todo el proceso. En ocasiones habrá que negociar.
Un proceso de negociación requiere algo más que saber comunicar y ser habilidoso con las explicaciones. Gestionar el estrés también es necesario, sobre todo si tenemos que tomar decisiones y cerrar acuerdos de manera apresurada. El hecho de que el tiempo se nos venga encima o de que tengamos que dar una respuesta inmediata, no solo puede aumentar nuestro nivel de nerviosismo, sino que también puede determinar el impacto de nuestras decisiones en la empresa.